Las Guadañas De Un Reloj Lyrics & Chords By Kairo

LAS GUADAÑAS DE UN RELOJ
Tic, tic, tac, tac, cerraré mis párpados.
Tic, tic, tac, tac, ya no hay vuelta a atrás.
Sin ti, sin mí, sin fin, sonarán relámpagos,
tormentas eléctricas, sobre la ciudad.
Tres de la mañana y yo encerrada en esta cama,
tan vacía de motivación y tan llena de nada.
Ya no hay ganas, susurro a los espejos al pasar,
mis latidos al compás de ese tic-tac, quiero volver a atrás.
Acupuntura con agujas del reloj
y nada cura esa tortura que sólo provoco yo. Soy
esa persona que no quieres conocer,
las paredes ya no hablan de ti, sólo tratan de usted.
Dejaste inmóvil cada pestañeo mío
y sólo ansío que las horas me devuelvan el sentido.
Seguiré hablando con la luna de tu coche,
preguntando quién soy yo, dónde vamos esta noche.
En la única pared de este salón
se mueven las guadañas de un reloj,
donde no pasan las horas,
si no el miedo a ser yo.
Y cada noche vuelvo a entrar en shock,
soñando con un mundo en el que soy
la locura que hace pellas,
en clases de razón.
Un juguete roto que se oxida,
una vida que se siente mal y luego se vuelve agresiva.
Si tus miradas hablan, las mías son mudas
y desnudan más que un cuerpo, por si te quedaban dudas.
Si me cura más un verso que una botella de ti,
si lo escribo en estos huesos que has dejado ya morir.
Ten muy claro que este corazón dejará de latir
justo el día en que lo mueva alguien que no le haga sufrir.
Quiero mentirte y decirte que no sueño contigo,
quiero herirme y pedirme ser más feliz conmigo.
No lo consigo y mis labios están sellados,
los mandé con un postdata en esta carta que te canto.
Es sólo un sueño pero yo ya lo he vivido antes
cántame al oído y nunca dejes de abrazarme.
En estas sábanas refugio cada miedo,
despierto de una realidad que está muerta de celos.
En la única pared de este salón
se mueven las guadañas de un reloj,
donde no pasan las horas,
si no el miedo a ser yo.
Y cada noche vuelvo a entrar en shock,
soñando con un mundo en el que soy
la locura que hace pellas,
en clases de razón.
Muere el sol, Morpheo se aproxima y va tomando el control,
mis ojos, ya cosidos, se olvidan del dolor,
mi mente empuja una puerta entreabierta
que deja descubierta la patria de mi imaginación.
Un mundo surrealista entre sueño y realidad,
de llantos que se ríen, risas que hacen llorar,
de manos convertidas en tijeras,
de ángeles de alas negras que no aprendieron a aterrizar.
En la única pared de este salón
se mueven las guadañas de un reloj
donde no pasan las horas,
si no el miedo a ser yo.
Y cada noche vuelvo a entrar en shock,
soñando con un mundo en el que soy
la locura que hace pellas
en clases de razón.
Rompiendo con el canon del montón,
dejé de cuestionarme cada acción
y ahora observo caras raras,
las conservo en formol.
Riendo hasta partirme en lágrimas,
convivo con mis ganas de inmolar
la mitad de mi cabeza,
que se niega a volar.